Si no se puede, no se puede. Pues
que venga quien tenga que venir y embarguen, primero, y desahucien después.
¡Qué le vamos a hacer!
La vida sigue. La Tierra sigue
girando. Miramos a los que tienen problemas como si no fueran nuestros, preferimos mirar hacia otro
lado o, incluso, cruzarnos a la acera de enfrente. ¡Qué le vamos a hacer!.
¿Cansados de escuchar siempre lo
mismo? algunos dicen: “siempre estás con la misma historia” o, simplemente, ante
ti un silencio agonizante por respuesta a tus ideas. No, esto no es ficción
es una Realidad. Es el hoy, es el presente. Es el mañana.
Lejos parece que lo vemos, pero
algún día, puede que te pase a ti.
Hay que recordar: “la
riqueza de un país se mide por las gentes que viven en sus calles”.
Algunos hasta nos dan limosna,
pero eso no resuelve el problema. ¿Qué hago? ¿Cuál es el paso siguiente? ¿Cojo
el camino más rápido y el más osado?
Cuando se protesta en las calles
no es por capricho. Los políticos piensan que es acoso; otros lo comparan con
una banda cuya única música es el dardo asesino…. Pero ¿hasta dónde hemos
llegado? ¿Hasta dónde estamos dispuestos a llegar? ¿Qué estamos dispuestos a hacer
para que el que se cree estar en un pedestal sea capaz de escuchar?
Habéis dejado de escuchar hasta en las urnas. ¡¡Aplaca la Ley sobre aquellos que engañan, sobre aquellos que estafan, sobre aquellos que abusaron de la confianza de los demás, sobre aquellos que roban con permiso de los grandes!!, pero no sobre los pequeños, los que te sostienen donde estás, no sobre aquellos que mantienen tu bienestar!!. ¡¡No apagues la única voz que me queda, no aprietes aún más ese gran nudo que ahoga mi garganta!!
El verdadero problema no está
aparecer en los medios de comunicación una mañana (tras otra) y decir que la
crisis este año se va a acabar. ¡¡¿A quién cojones se lo estás diciendo?!!
“¡¡Miente Pinocho, miente!!” como
decía el chiste. Pues ¡menudo chiste!.
El problema no está en el que
acude cada día a esperar en la cola de Cáritas, el problema no está en el que
acude a la cola del Sef, horas tras horas esperando y contarle tus penas al de
al lado, escuchando las mártires palabras del otro, a sabiendas que mi problema
es mayor que el tuyo o, tal vez no, tu
problema sea mayor que el mío.
Se ha llegado a un punto en el
que avanzas por la sociedad, te levantas cada mañana a trabajar, intentas hacer
lo mejor que sabes el desempeño de tus funciones. Intentas conservar ese
contrato de trabajo, a sabiendas, con fecha de caducidad, donde desconocer el
futuro ya te incomoda. Te mueves como si rasgaras una y otra vez un céntimo. Céntimos
de vida, lo llamaría.
No me mires como un bicho raro. Antes era como tú. Vivía como tú. Salía tantas veces al mes a cenar como tú. Salía de compras tantas veces como tú. Quedaba con los amigos como tú. Entonces, ¿qué ha cambiado?. No he vivido por encima de mis posibilidades, simplemente, he vivido acorde a ellas. Y ahora ¡qué!. Lo que ahorro por un lado, lo invierto para suplir otro gasto. Trabajo para sobrevivir, no para vivir. ¡Hasta cuándo! ¡Cuál será mi fecha de caducidad!.
La sociedad del Bienestar se ha perdido para muchos. Pero ¿para cuándo el Bienestar de la Administración para a ser la Administración del Bienestar? No os dais cuenta de lo que ocurre en las calles. Bajad de ese pedestal. Cercano para el pueblo en la oposición; tan lejano, que ni te reconozco, en el gobierno. Para cuándo un político que se precie que se digne por y para el pueblo. Que recopile los valores que sustentaron los pilares de la política de antaño. Ahora no existe, no lo encuentro. Y si (re)surge, el colectivismo político le indica el camino a seguir: "¡Anda, no seas tonto!", "¡ya que estás, cógelo!", "¡haz lo mismo!", "¡miente!".
Quedó atrás, se recuerda como arcaico, anticuado, de la época anterior a la democracia. Y, al final del camino, una víctima más del imperialismo económico.
Un profesor de derecho penal me dijo en una ocasión: "el derecho de todo imputado, de todo sospechoso, es mentir. La carga de la prueba la tienen los otros"
"¡¡Miente Pinocho, miente!!"