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miércoles, 29 de agosto de 2012

LAS QUEMADILLAS: EL AUSCHWITZ DEL SIGLO XXI


Ayer amaneció toda España con una noticia atroz, tras diez meses de búsqueda incesante de los niños Ruth y José, sus restos han sido, al parecer, hallados.

Ahora no toca sino otra cosa más que depurar responsabilidades, dicen. Muchos piden dimisión de aquellos investigadores que realizaron un primer informe erróneo. Particularmente no creo que sus resultados fueran del todo inciertos. Tal vez quedó en un apartado de la investigación inconclusa, pendiente de unos análisis más profundos. Lo que sí habría de valorar es si nuestro CNP español, y su Unidad Científica, tan ampliamente valorada y reconocida en múltiples ocasiones, carece de medios suficientes, poniendo en entredicho así su prestigio.

Nos enfrentamos ante un ser vivo inhumano, calculador, narcisista, manipulador, controlador, un lobo con piel de cordero, un camaleón (como lo definió Garrido), un auténtico psicópata, en el fondo no es sino un ser inseguro, diminuto, con ansias por deslumbrar a los que le rodean con sus actos. Desviando una y otra vez la atención de los medios de comunicación hacia su persona a través de sus escritos hechos públicos; realmente, con esta actitud, quedaba exaltado su afán de protagonismo.

Los medios de comunicación le han ayudado a lograr su propósito; han pasado de ser una directa prensa amarillista, tal y como se llevó a cabo en los recordados Crímenes de Alcasser pasando por los juicios sociales del caso Wannikhof, hasta la actual prensa amarillista quasi demostrada científica, analítica, más de investigación paralela y de información. Tampoco ha ayudado mucho, sigue siendo la misma prensa amarilla de entonces, tal vez un poco menos sanguijuela, menos regodeante en la miseria del objeto de su investigación, dando un calibre investigador y científico, más al puro estilo de la prensa anglosajona.

Un aspecto nos queda bien claro y es que el ser humano puede ser cruel hasta unos límites insospechados. La Historia nos lo ha demostrado. El Mal existe, y éste tiene hoy por hoy un nombre.