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martes, 2 de octubre de 2012

LA ESPAÑA CON Ñ


Bueno, voy a intentar explicarlo clarito para que nos entendamos.
No sé por qué, tal vez, imagino que, debido a la relevante preocupación actual de la economía, me he decantado en estos últimos meses por una selección literaria relativa a este tema. Y esta es la interpretación de la economía actual realizada por el escritor Abadía en su libro “La crisis ninja y otros misterios de la economía actual” (http://www.leopoldoabadia.com/libro/16). Es una interpretación que me ha costado entender y también, voy a confesarlo, aceptar, sobretodo tras darme cuenta del concepto Ninja que él describe. Hasta hace bien poco me consideraba una persona bastante ávida a la hora de intuir lo que posiblemente se avecinaba (y no me quiero meter con lo esotérico, en absoluto), pero quien no haya reaccionado por impulso en algún momento que lance la primera piedra.  Ciertamente, he de ser humilde y aceptar los errores tal y como vienen para así poder avanzar y salir adelante. No me queda otra.

Esto va dedicado a aquellos incautos que decidieron en su día invertir en el ladrillo, en cuyo tan selecto grupo me incluyo.

Hace poquitos años, según he leído y a mi modesto entender, los intereses bancarios, es decir, “eso de más que nos dan a nuestro favor o no cuando ingresamos un dinerillo o pedimos un crédito”, estaban muy bajos. El valor del dinero era muy barato. Los bancos daban pues préstamos a un bajo interés o, incluso, pagaban algo o nada por los depósitos de sus clientes. Es por ello por lo que los bancos tenían dos opciones:

¨    Daban préstamos más arriesgados a un mayor interés, o
¨    Aumentaban el número de operaciones bancarias.

En el primer apartado, ocurrió lo siguiente: dieron créditos a los llamados Ninja, es decir personas sin ingresos fijos, sin empleo fijo y sin propiedades; y lo hicieron a un mayor interés porque había un mayor riesgo de impago; es dar créditos por valor superior al valor real de la vivienda: son las llamadas Subprime. De tal forma que, si la economía iba bien, el deudor insolvente podría encontrar trabajo y pagar la deuda sin problema alguno.

En el segundo apartado, los bancos lo que hicieron fue algo así como repartir  un mayor número de préstamos por lo que se iba quedando sin dinero, sin efectivo, obligándoles a acudir a los amiguetes extranjeros.

Claro, el resultado final es el siguiente: si yo (banco) doy más créditos (activo), mi capital (pasivo) disminuye y no se cumple con las llamadas “Normas de Basilea” http://es.wikipedia.org/wiki/Basilea_I, es decir, aquellas que establecen que el Capital de un Banco no debe ser inferior en un porcentaje del Activo (yo lo llamo “punto óptimo”).

Ante esta hecatombe ¿qué hicieron los Bancos? Reorganizaron sus préstamos hipotecarios convirtiéndolos en Títulos (bancarios) y los puso en venta. Pues bien, ese dinero o $$$, también llamado €€€, pasó al Activo, a “dinero en caja”, por lo que disminuye el importe de la cuenta “créditos concedidos”, mejorando así el Balance Activo-Pasivo. Por lo tanto, se llega a la siguiente conclusión:

§      Si disminuye la cuenta “créditos concedidos” entonces “aumenta el capital”.

Ahora bien, ¿quién es el “pardillo” que compra estos Títulos?

ü       Al parecer, es el propio banco el que crea sus filiales.

¿De dónde saca el dinero las filiales del banco para realizar estas “compras”?

ü       Pues tiene dos opciones: o bien, de créditos con otros “amiguetes” bancarios; o contratando a los llamados Bancos de inversión que pueden (re)vender esos Títulos a Sociedades varias (estilo Capital Riesgo, Financieras, etc).

O sea, para ser más claritos: yo Banco no tengo dinero, no tengo efectivo en mi bolsillo y pido prestado, pero para ello no lo hago yo directamente sino que creo otras entidades bancarias afines a mí, y me compro a mí mismo mi deuda (y digo yo, ¿esto no os suena a Contabilidad en B o al mundillo de las Cuentas en las Islas Caimán?).

Los Bancos de Inversión no querrían irse de rositas con la deuda a otra parte porque, es de suponer, querrían recuperar ¡y con creces! lo invertido; es por ello por lo que estos Títulos eran “calificados” según solvencia por empresas o Agencias Rating, aquellas archiconocidas hoy día como Standard & Poor's, Moody's, Fitch. (Vamos  que, en la vida las hemos conocido tanto como ahora y, cada vez más, nos recuerda una y otra vez a ese mosquito cojonero de una noche de verano que intentas matar pero siempre se escapa el muy….). Claro que, la historia está en lo siguiente ¿cómo vender un solomillo pasado de fecha al mejor postor? Pues muy sencillo, estas Agencias inventaron el llamado “recalificar”, es decir, las reordenan de mayor a menor probabilidad de impago y priorizando el pago de las menos malas y, por otro lado, el que comprara asumiría el riesgo de impago cobrando un alto interés. Por lo tanto, cogiera uno u otro camino siempre saldría ganando.

Pues bien, ¿qué fue lo que pasó?

·          El mercado de la vivienda, esa llamada burbuja inmobiliaria, se desplomó.
·          El Ninja o pringao de turno se dio cuenta que estaba pagando mucho por poco y dejó de pagar (aunque esto puede tener otra interpretación, tal como el desempleo).
·          Nadie compró esos Títulos.
·          El Director del Banco tuvo que decir a sus clientes que el dinero se había esfumado o perdido un 70 % su valor. ¿No os suena a las “preferentes”? (Hay un dicho maldito que dice algo así: “mucho prometer antes de meter y, una vez metido, nada prometido”. Cada cual que lo aplique según criterio).
·          Nadie, absolutamente nadie sabe dónde está el dinero.
·          Entre los Bancos y sus amiguetes surge la desconfianza. Dejan de fiarse los unos de los otros. No se prestan dinero o, si lo hacen, lo prestan caro.

El resultado final es conocido por tod@s:

·          No dan créditos.
·          No dan hipotecas.
·          El Euribor sube (aunque el BCE, haga esfuerzos sobrehumanos para que fluya dando un tipo interés muy inferior).
·          Los préstamos dejan de pagarse.
·          Los Bancos ven la necesidad de “casarse” con otros Bancos; se fusionan.
·          La gente de a pie deja de consumir.
·          El comerciante compra menos al fabricante.
·          El fabricante vende menos género y empieza a sobrarle personal laboral.
·          Aumenta  las cifras de desempleo.

Hasta aquí vamos bien ¿o no?

Dicho esto y, viendo las informaciones de los diferentes medios, la realidad está bastante cruda, decir otra cosa  nos tacharían de racistas. Ya puestos, qué es lo que ha pasado con ese dinero que se ha esfumado como si de un cuadro de Da Vinci se tratara. Unos dicen se lo han llevado, otros el dinero existe pero está en las cuentas de paraísos fiscales, el dinero está en manos de unos pocos.

Y ¿ahora qué? ¿qué hacemos? ¿cuán importante es ese Sr. al que nadie quiere sentar en su mesa y ni tan siquiera desean mencionar o, si lo hacen, es le petit comitè? ¿el demonizado Rescate?

Realmente, este país llamado España, la España con Ñ, está pagando las deudas de los Bancos, si lo pensamos fríamente. Le han dado unos sesenta y pico millones de euros para que las entidades bancarias reorganicen sus balances y paguen lo que deben. Están pagando eso que antes hemos llamado los “préstamos que nos hicieron los amiguetes extranjeros”; ese dinero que los bancos han dado en forma de hipotecas, existe, pero existe invertido en algo llamado cemento+ladrillo. No lo pueden contabilizar como liquidez porque la deuda hipotecaria+intereses no ha sido abonada en su totalidad.

Esto ha sido una contabilidad manejada como un castillo de naipes, algo tan volátil e inerte que, con sólo quitar una ficha, bastaba para que se derrumbara. Y el Gobierno existente por entonces, llamémosle Bush (en EE.UU.), llamémosle el precursor Aznar o el lapidario ZP (en España) se les puso en sus ojos el símbolo del dólar. Unos se inventaron una Guerra, mientras otros empezaron a soltar dinero a espuertas de unas arcas ya por sí vacías.

¿Y quién tiene la culpa de todo esto?

Hace pocos meses hubo unas reuniones de los diferentes directivos de entidades bancarias intervenidas, el director del BCE y ¿para qué? para irse de rositas, para nada. Para darse mutuamente un puñetazo público y una palmadita en la espalda en privado. Algun@s se congratulan, otros se ignoran y, los de a pie, nos comemos el marrón. Sin trabajo, sin un euro en el bolsillo, (re)buscando en los contenedores de basura algo para paliar la hambruna del día. Endeudados hasta las cejas. Embargados hasta el alma.

Unos se pelean frente a la Cámara Baja. Son apaleados, mamporreados, maltratados por aquellos que, a pesar de no tener su paga extra navideña, deben hacer frente a los que la reivindican, tratados por la justicia casi como golpistas del antaño 23F.

Otros exigiendo el cumplimiento de la Constitución, pero ¡ojo! no la Constitución Española sino esa otra llamada Catalana, aquella que reivindica ser más que autónoma, país, nación, como un istmo separado de esta España con Ñ plural, solidaria y democrática. Es curioso, pedir la independencia plena a la vez que una intervención del gobierno central para que les ayude económicamente a crecer. Hacen lo que les clama el pueblo (al menos eso dicen). La realidad es otra, cuando no se desea que algo de relevancia se sepa se realiza toda una propaganda mediática de lanzar una cortina de humo, desviar la atención hacia lo que menos importa dándole así una mayor relevancia. Es puro marketing  Seguimos creyéndonos pequeño gran país dentro de otro gran país.

Algunos se manifiestan, en fechas pactadas por los otros grandes, (decir que los grandes son: los Políticos, la Iglesia y los Sindicatos; y me refiero a este último), reivindicando la vulneración de  sus derechos fundamentales, educación, sanidad, laboral, y un largo etcétera.

Si los de arriba dieran ejemplo a los de abajo. Nos encontramos en un hartazgo indomable, vemos cómo el político come menús selectos mientras los hijos en la escuela acude con el tupper, cobran dietas por desempeñar sus tareas mientras otros no pueden ni comprar libros de textos o los compra en las reventas. 

Recortamos en cultura porque así el pueblo dejará de tener el arma con que alzarse. Si empobreces intelectualmente al pueblo evitarás rebeliones, amotinamientos. El control de las masas a través de los medios disponibles. Benditos sean el Sálvame y el GH. ¡Ay! ¡Qué tiempo tan feliz!; algunos dirán que vamos subidos en un Barco, con rumbo a lo desconocido. Ciertamente, hacia lo desconocido.

Recortamos en sanidad porque nos es imposible decir públicamente que los que sobran son muchos que vinieron en patera a la tierra prometida, a un mundo nuevo, cuando realmente lo que sobran son malos gestores.

Avituallamos los medios con aquello que nos es relevante, lo que es superfluo lo discriminamos, a pesar de oír voces por ahí de “modular”, “controlar” determinados  actos o publicaciones…… esto va tomando cada vez más el cáliz de la censura del añorado Paquico en pro del interés general.

Nos sentimos estafados por un Gobierno que ayuda a las entidades bancarias, pero alabamos y ensalzamos a alcaldes populistas al ser imputados por cohecho y delitos administrativos varios. Vapuleamos al Urdangarín de turno mientras le gritamos ¡guapa! a la Pantoja.

Vivimos en un mundo de pícar@s. El que más o el que menos defrauda. Desde el pez grande hasta el más chico. Hemos tenido grandes maestros: desde Gil y Gil hasta Ruíz Mateos, pasando por Conde y terminando por Camps & Cía. entre otros.

Esta es la España castiza. La España con Ñ.

sábado, 1 de septiembre de 2012

¡¡NO ME TOQUES LOS HUEVOS (II)………!!


Como ya sabéis, hoy, día 1 de Septiembre 2012, será recordado como el comienzo de, al menos así la denomino, la segunda cuesta de Enero, es decir, la subida del archiconocido impuesto, sabido por tod@s, y más directo que nunca: el IVA.

Y digo archisabido por tod@s porque es el impuesto que tod@s, absolutamente tod@s tarde o temprano soportamos a nuestras espaldas, empezando por el empresario de turno que actúa de mediador, comprando mercancía a otro empresario para revenderla después,  hasta el comprador final que ha de hacer frente al realizar una compra.

El problema no es dicha subida, porque si hacemos bien los números qué más nos da unos centimitos o euritos más que menos hacia arriba, al fin y al cabo el que haya sido previsor, algunos, habrán realizado (adelantado) las compras en estos últimos días de Agosto; algunas empresas, como ya dije en mi cuenta de Facebook, sibilinamente habrían también sido previsores a la hora de mostrar unos productos con unos cuantos céntimos de más para, con el fin, de labrarse la típica frase de “nosotros no subimos los precios” o empezar a mostrarse, en ese primero de septiembre, como el gran protector (real chupóptero, diría) de nuestros clientes mostrando una vez más su política de empresa “siempre precios bajos” (¿os resulta familiar?), a este aspecto lo llaman hoy por hoy marketing, yo lo llamaría engaño; pero cierto es que al final,  tarde o temprano, en cuestión de meses notaremos esa subida en los bolsillos.

Ahí queda que el cliente, nosotros, advirtamos de este despropósito tratándonos, el portentoso comerciante, como si fuéramos unos ignorantes a la hora de ir a comprar, como si los que aquellos que miran a conciencia el ticket de compra no supiéramos lo que realmente nos están vendiendo o lo que realmente estamos comprando; personalmente, me jode (y he de particularizarlo) que me traten como si fuera tont@ porque ciertamente no lo soy, desde hace ya algún tiempo, siempre lo he hecho, reviso todos los productos que llevo en la lista del ticket para ver si coincide con mi “lista pa’los tontos” (como la denomino) no vaya a ser que se pasen de la raya y me cobren algo de más, algo que no sería la primera vez que ocurre.

La soberana desventaja en esta malograda subida es que las previsiones recaudatorias de nuestro queridísimo y cada vez menos estimado Gobierno es que no se van a cumplir. La Historia así lo establece: el nefasto crack del 29, la recesión que hubo en Europa tras la 2ª GM, el llamado Plan Marshall, la recesión del 93 (menos lesiva que esta), y un largo etcétera, que queda en el tintero, nos lo demuestra. Todas estas recesiones tuvieron un empuje inversionista en la economía de un Estado intervencionista. Los Economistas nos dan ciertas directrices indicando que para que la economía de un país resurja de las cenizas como el Ave Fénix, para que un país prospere económicamente hablando, se han de realizar inversiones, e inversiones entiendo yo no es crear un Banco Malo como lo llaman ahora, es decir, no es apartar, dejar de lado todo ese problema creado llamado ladrillo, sacarlo de nuestros balances contables, para que estos queden impolutos de cara a Europa, dejarlo bajo la alfombra, porque Señores la mierda si la seguimos tapando al final termina por salir. Por inversiones entiendo dinamizar la economía, el consumo y este lo realiza el ciudadano de a pie (y no aquel mega-empresario que se dedica a sacar capitales dejándolos en otros países con una fiscalidad mejor que la nuestra), es decir, las pymes, los autónomos, llamémoslo el currante de la calle.

Retornando al título del tema, el IVA, el verdadero problema será cuando surja la frase del “con IVA o sin IVA”. Este Gobierno, cree recaudar una cuantía muy superior a lo que las estadísticas y la Historia han demostrado ser preocupantemente menores ante una inminente subida de impuestos; por fuerza mayor, tod@s pagaremos el IVA directo de la luz, el gas, los servicios públicos de saneamiento, limpieza, el agua, esta recaudación será del todo directa; el problema es cuando entre empresas, o empresas y particulares se escuche “el con o el sin”. Este dinero circulante no lo será del todo al no ser recaudatorio finalmente de cara a las arcas del papá Estado. Los de la calle seguiremos pendiente de los cupones que nos ofrecen los grandes centros comerciales, los bonos descuento, el céntimo en este o aquel supermercado de este o aquel producto, en lo que podamos ahorrarnos tened por seguro que lo ahorraremos, aunque sean veinte euros, nos diremos “¡bienvenidos sean para el mes próximo!”. Pero, he de decirlo, en la facturación intermediadora de turno, este dinero dejará de estar visible para ser incluso “invisible”, es decir, el Estado no lo llegará a verlo del todo. Para ello se ha de realizar un cambio de política, y no sólo la que están hasta el momento realizando, un cambio más profundo aún que afecte a las, aún existentes, políticas favorecedoras del fraude; hasta que no resurjan estos cambios de manera férrea no prosperaremos en ese afán recaudatorio de nuestro “estimado” Gobierno.

Este Gobierno, entre ellos ese Sr. apellidado de Guindos, que cada vez que lo escucho cuando da una rueda de prensa se me atraganta cada una de sus palabras porque he de hacer, sinceramente, un esfuerzo sobrehumano para entender, casi descifrar, lo que dice; es más, considero que cuando habla el Mundo se paraliza, surge un silencio sepulcral, para poder así hacer más inteligible sus palabras, nos dio el  13 de Julio del presente la noticia de subida de dicho impuesto (in)directo. Ello repercutirá sin duda en el comprador final, tú, yo, nuestro vecino del piso de abajo, tod@s al fin y al cabo. Mientras el resto de los mortales españoles, mientras tengan la espada de Damocles, de la emigración, sobre sus espaldas, aquel que no lo sufra lo padecerá en un futuro. El que es rico será un poco menos rico, pero seguirá siéndolo; el que es de la clase baja, o sea el que es pobre es cada vez más pobre; y la clase media, cada vez quedan menos, será cada vez más tendente a la clase media-baja, e incluso, baja. En este país, ciertamente, han vivido muy bien determinados gremios: los médicos, los farmacéuticos, los ingenieros, los arquitectos, los banqueros, los abogados y, por supuesto, (mientras les dejemos) los políticos. El que no estuviera dentro de estos sectores o no hubiera guardado para sí, y no hubieran sido previsores, verdaderamente, lo estarán pasando muy, pero que muy mal. Hay un dicho, no recuerdo muy bien pero dice algo así: “guarda en las vacas gordas que ya vendrán las vacas flacas”; no sé pero el refranero español es sabio y nos indica claramente que hay que pensar a lo grande y actuar en pequeño, es decir, trabaja hoy con vistas al futuro, por si acaso, ese futuro es menos predecible de lo deseado. “Ahorrar no es sólo guardar sino saber gastar”.

El tiempo dirá si elevar el IVA nos es beneficioso, yo preguntaría ¿para quién? ¿para qué? Esperemos que tanto sufrimiento encuentre su bálsamo en un futuro próximo. Se podría intuir que, al menos, hasta finales del 2013 no habrá cierto despunte en la economía española, no lo digo yo, lo dicen los estudiosos; también dicen que hasta el 2015 no lograremos del todo “ver la luz”. Habrá de esperar (¿?) a que Damocles no llame a nuestra puerta.

miércoles, 29 de agosto de 2012

LAS QUEMADILLAS: EL AUSCHWITZ DEL SIGLO XXI


Ayer amaneció toda España con una noticia atroz, tras diez meses de búsqueda incesante de los niños Ruth y José, sus restos han sido, al parecer, hallados.

Ahora no toca sino otra cosa más que depurar responsabilidades, dicen. Muchos piden dimisión de aquellos investigadores que realizaron un primer informe erróneo. Particularmente no creo que sus resultados fueran del todo inciertos. Tal vez quedó en un apartado de la investigación inconclusa, pendiente de unos análisis más profundos. Lo que sí habría de valorar es si nuestro CNP español, y su Unidad Científica, tan ampliamente valorada y reconocida en múltiples ocasiones, carece de medios suficientes, poniendo en entredicho así su prestigio.

Nos enfrentamos ante un ser vivo inhumano, calculador, narcisista, manipulador, controlador, un lobo con piel de cordero, un camaleón (como lo definió Garrido), un auténtico psicópata, en el fondo no es sino un ser inseguro, diminuto, con ansias por deslumbrar a los que le rodean con sus actos. Desviando una y otra vez la atención de los medios de comunicación hacia su persona a través de sus escritos hechos públicos; realmente, con esta actitud, quedaba exaltado su afán de protagonismo.

Los medios de comunicación le han ayudado a lograr su propósito; han pasado de ser una directa prensa amarillista, tal y como se llevó a cabo en los recordados Crímenes de Alcasser pasando por los juicios sociales del caso Wannikhof, hasta la actual prensa amarillista quasi demostrada científica, analítica, más de investigación paralela y de información. Tampoco ha ayudado mucho, sigue siendo la misma prensa amarilla de entonces, tal vez un poco menos sanguijuela, menos regodeante en la miseria del objeto de su investigación, dando un calibre investigador y científico, más al puro estilo de la prensa anglosajona.

Un aspecto nos queda bien claro y es que el ser humano puede ser cruel hasta unos límites insospechados. La Historia nos lo ha demostrado. El Mal existe, y éste tiene hoy por hoy un nombre.